2 de abril, 2020
Eso es. Ya lo sabía yo. Dios nos dio las azoteas para que, además de tender la ropa, pudiéramos también tendernos al sol, mirar al horizonte más allá de las cuatro paredes de nuestras casas y hacer deporte, entre otras funciones.
Dios nos dio azoteas porque sabía que algún día las íbamos necesitar de verdad.
Ayer, cuando subí a la azotea de mi edificio a correr me encontré con lo siguiente: en la azotea de al lado paseaba un hombre, que se presentó como Pedro. Luego llegó una mujer joven con sus dos hijos, un niño de unos cuatro años y la niña de siete u ocho. Mientras la madre hablaba por el móvil con su mamma (era italiana), el niño me miraba y me miraba, y me saludaba en cada vuelta que daba a la azotea. Y la niña, al cabo de un rato, me imitó y se puso a hacer estiramientos y a correr por su azotea. Ya desde pequeños apuntamos maneras.
En otra azotea vi a dos personas andando y en una tercera, un hombre también caminaba. A la hora de los aplausos, algunas personas lo hicieron desde las azoteas, y yo puse en mi móvil la nueva versión de Resistiré, que cada vez que le digo a un amigo que se la reenvío me dice que ya la tiene. ¡Madre mía, como corre la información en el mundo del wasap!
Y hablando de Dios. Como bien es sabido, hasta la fecha, las siglas AC y DC (a. de C. o d. de C. en abreviatura), significaban antes de Cristo y después de Cristo. Pues eso ya ha cambiado, ahora AC es antes del confinamiento y DC, después del confinamiento (porque nos espera un después).
Se siente, Cristo, has perdido tus siglas (y con ello las abreviaturas). No habernos mandado una plaga en forma de virus invisible que nos tiene a todos anclados en las casas, preocupados y cariacontecidos. Tú lo has querido.
Cuando esto termine, seguro que muchas de nuestras conversaciones empiezan de esta guisa: “Antes del confinamiento yo…, pero ahora, después del confinamiento,…” (cada uno que rellene los puntos suspensivos con lo que quiera).
Aunque lo que ahora nos toca es el MEC, es decir, mientras exista confinamiento, y en estas lides yo me he propuesto escribir cada día en este cuaderno de bitácora tan sui generis, al menos para no volverme loca, aunque, de momento, ya os digo hermanos, que lo llevo bastante bien.
Capachurros para ñotos (¡huy!, pues no lo llevo tan bien como creía).